A lo largo de la vida la gente te volverá loco, te faltará el respeto y te tratará mal; deja que Dios lidie con las cosas que ellos hacen, porque el odio en tu corazón te consumirá a ti también.
Dios nos da la fortaleza para afrontar a las personas que nos lastiman, pero no nos expongamos a estar cerca de ellas. Pensemos de manera inteligente, que lo que te hace daño no debe ser bien recibido en tu vida. Rodéate de quien realmente te demuestre que te hace bien. Es mejor tener un solo amigo que cientos que no aportan nada a tu vida y podrían terminar solo lastimándote.
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